Dream Team. Para muchos culés ese término simboliza éxito, alegría, historia... y muchos sentimientos más. El Barça de Johan Cruyff, quien tuvo de precedente al maestro Rinus Michels en su época de jugador, supuso un antes y un después en la entidad culé y en el mundo del fútbol. Esa generación única de estrellas como Stoichkov, Laudrup, Koeman, Romario, entre otros, fue la envidia y a su vez la admiración de toda Europa. No obstante, todo tiene su fin, nada dura para siempre, y ese equipo, destinado a reinar (que lo hizo) por muchos años, se rompió de una forma calamitosa.
Cuando el Barça frenó su época dorada
El mejor Barça hasta la época llegaba de ganar tres Ligas de forma consecutiva y la primera Copa de Europa de su historia un par de años atrás. Era un equipo imparable. En 1994 alcanzó la máxima categoría de su nivel: ganó otro título liguero (con ese ya eran cuatro); su flamante fichaje, Romario, completó una gran campaña anotando más de 30 goles; y volvía a ser favorito para ganar la máxima competición de clubes europea cuando se clasificó a la final, en la que se medirían al Milan de Capello.
El 18 de mayo de 1994, hoy hace 30 años, el Barcelona vivió una de las noches más oscuras de su historia a nivel deportivo. Los culés llegaban a una nueva final de Champions, eufóricos y dispuestos a hacer historia ganando otro título europeo. No obstante, aquel día el fútbol fue justo y el Milan, con un partido mucho más trabajado, pasó por encima del conjunto azulgrana en el Olímpico de Atenas. El mundo entero presenció como el equipo italiano venció al Barça por 4-0. Ese miércoles el club catalán no sólo recibió un duro golpe. Algo más grave estaba por llegar y ese encuentro fue el principio de todo lo que vino después.
Una Liga clave para lo bueno... y para lo malo
La campaña 1993/94 fue sin duda muy buena deportivamente. En cuanto a las sensaciones, no se hizo el mismo balance. El conjunto azulgrana logró levantar el título liguero y fue subcampeón de la Champions. No obstante, el curso acabó con muy mal sabor de boca. Unos pocos días antes de disputarse el partidazo frente al Milan, los de Cruyff ganaron LaLiga de forma épica, y pensaron que vencer a los rossoneri sería pan comido.
En la última jornada de Liga, el 14 de mayo del 94, el Deportivo de la Coruña dependía de sí mismo para ser campeón y el Barça tenía que ganar sí o sí. Los coruñeses jugaban contra el Valencia en Riazor y los catalanes recibieron al Sevilla en el Camp Nou. Ambos equipos (Dépor y Barça) quisieron sobornar al Valencia, según han declarado distintas fuentes del club. El Dépor quería que los valencianistas jugaran a medio gas, mientras que el Barcelona presionó para que se dejasen la piel. El club 'ché' se negó y jugó su partido.
El equipo culé empezó perdiendo el enfrentamiento con el Sevilla. Era el encuentro más importante de la temporada y estuvieron varios minutos por detrás en el marcador. En Galicia, en cambio, el electrónico no se movía. Los azulgranas remontaron y se pusieron 5-2 (así terminó el partido), y el Dépor tuvo un penalti a favor en el último minuto con 0-0 en el luminoso. Djukic, encargado de chutar la pena máxima, tenía LaLiga en sus botas. No obstante, González, el guardameta del Valencia, paró el disparo y el Camp Nou vibró a cientos de kilómetros de distancia.
Los jugadores culés, como no podía ser de otra manera, salieron de fiesta esa noche para celebrar la consecución del título de Liga, a cuatro días de disputarse la final de la Champions. Era el cuarto título de Liga consecutivo, algo que no se ha vuelto a repetir en el Barça.
El día en el que el profeta se equivocó
Relajado y convencido de que el Barça era más que capaz de vencer y ganar la segunda Copa de Europa de su historia, Johan dijo lo siguiente el día antes de la debacle de Atenas: "El FC Barcelona es el favorito. Somos un equipo más completo, más competitivo y más experimentado. El Milan no es nada fuera de este mundo. Hay una gran diferencia: ellos basan su juego en la defensa, nosotros en el ataque". Capello utilizó esas declaraciones de Cruyff para motivar a sus jugadores, y bien que funcionó su plan.
El FC Barcelona es el favorito. El Milan no es nada fuera de este mundo. Hay una gran diferencia: ellos basan su juego en la defensa, nosotros en el ataque
Johan Cruyff, antes de la final de la Champions
Nada más lejos de la realidad, el Barça ya perdía en el descanso por 2-0 con los goles de Massaro. El cuerpo técnico culé, descocertado, no hizo ningún retoque hasta la segunda parte, después del tercer gol de Savicevic. En esa época, los equipos podían tener cuatro extranjeros, y en competición europea sólo podían jugar tres. Laudrup, una de las estrellas, se quedó fuera de la final. Desailly anotó el cuarto del Milan antes de la hora de un partido que es historia del fútbol europeo. Un partido que el propio Capello calificó de "perfección".
El fin del Dream Team
Tras ese partido, olvidable en todos los aspectos, el vestuario culé se vio fracturado. Hubo consecuencias, y la más impactante fue la salida de Zubizarreta, el histórico portero del Barça y Athletic Club. Cruyff confirmó a 'Zubi' en el mismo avión de vuelta a Barcelona que saldría del club. Ese mismo verano, Laudrup se marchó al máximo rival, el Real Madrid.
La mayoría de los jugadores de ese equipo aguantaron. Las 'vacas sagradas', no obstante, no tardarían en salir. En verano del año siguiente, tras un curso en el que el Barça únicamente ganó la Supercopa de España, Koeman, Stoichkov y Romario, los pilares de ese equipo, se marcharon del equipo culé.
Tras varios fichajes fallidos y uno glorioso, Luis Figo, con los que el club catalán quiso revertir la situación, Cruyff no aguantó más. En verano de 1996, el ídolo neerlandés puso fin a su etapa en Barcelona. En aquel momento,dos raras y flojas campañas en las que Johan intentó hacer una renovación en la plantilla parecida a la de cuando llegó en el 88, sirvieron para terminar por completo el ciclo del Dream Team, uno de los mejores equipos de fútbol de todos los tiempos.
